En la recta final de la campaña presidencial de 2024, la vicepresidenta Kamala Harris está buscando un delicado equilibrio entre distanciarse de Joe Biden y, al mismo tiempo, apoyarse en su gestión.
Aunque quiere proyectar una imagen de cambio para atraer a votantes indecisos, sus asesores están evaluando cómo marcar diferencias sin alienar a los seguidores de Biden.
Este esfuerzo se refleja en temas clave como el derecho al aborto y la gestión de la frontera sur, donde Harris ha adoptado posturas más firmes y diferenciadas. Sin embargo, Harris sigue involucrada en actos oficiales con el presidente, lo que complica su intento de distanciarse.
La campaña enfrenta el desafío de encontrar un enfoque que destaque sus propuestas sin que parezca una mera extensión de la actual administración.
Además, la economía y la situación en Medio Oriente están presionando para que Harris sea más explícita en sus diferencias con Biden, especialmente en estados clave como Michigan.
A pesar de los intentos de la campaña por enfatizar su independencia, los resultados de las encuestas muestran que los votantes responden mejor cuando Harris se desmarca de Biden.
A medida que se acercan las elecciones, tanto Harris como sus asesores continúan buscando el equilibrio adecuado entre lealtad y la necesidad de proyectarse como la opción de cambio frente a Trump.
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