Este domingo 8 de junio se conmemora el Día Mundial de los Océanos, una fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el propósito de reconocer la importancia vital que tienen los océanos para el planeta y la humanidad.
Bajo el lema “Despertar nuevas profundidades”, la edición 2024 se enmarca dentro del Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030) promovido por la ONU. El llamado es urgente: cambiar nuestra relación con el océano antes de que el daño sea irreversible.
Los océanos generan más del 50% del oxígeno que respiramos y absorben grandes cantidades de dióxido de carbono, lo que los convierte en reguladores clave del clima y auténticos pulmones del planeta. Además, albergan más del 80% de la biodiversidad mundial y sustentan a millones de personas con sus recursos alimentarios y económicos.
Sin embargo, los datos son alarmantes. El 90% de las grandes especies de peces están sobreexplotadas y el 50% de los arrecifes de coral han sido destruidos, lo que refleja un ritmo de consumo y contaminación que excede la capacidad de regeneración natural de los ecosistemas marinos.
El mensaje central de este año es claro: nuestros esfuerzos hasta ahora solo han rozado la superficie. Se requiere una transformación profunda y rápida en la forma en que cuidamos los océanos. No basta con declaraciones de intención: se necesita acción, financiamiento, educación ambiental y voluntad política a escala global.
Los océanos cubren más del 70% de la superficie terrestre y son esenciales para la vida en la Tierra. Sus aguas albergan una inmensa variedad de ecosistemas marinos, desde manglares y estuarios hasta profundidades abisales donde aún se descubren nuevas especies. También regulan el clima global, amortiguan los impactos de fenómenos meteorológicos extremos y generan empleos en sectores como la pesca, el turismo y el transporte marítimo.
Además de la sobrepesca, el océano enfrenta amenazas como la contaminación por plásticos, el cambio climático, la acidificación de sus aguas y la pérdida de hábitats costeros. Estos factores afectan no solo a la biodiversidad, sino también a las poblaciones humanas, especialmente las comunidades costeras más vulnerables.
esa gente ta clara que sin los océanos no hay vida ni pa los peces ni pa uno
el que no cuida el mar no se quiere ni a sí mismo
oye y eso de despertar nuevas profundidades suena a que tenemos que mirar más allá de lo que se ve