India prohibió la importación de productos procedentes de Pakistán, incluida la sal rosa del Himalaya, luego del ataque en abril en Pahalgam (Cachemira) donde murieron 26 personas, en su mayoría turistas indios. Esta medida paralizó negocios como el de Vipan Kumar, que por décadas importó esta sal desde la mina de Khewra, en Pakistán, para venderla en India.
La sal rosa es muy apreciada en la cocina india, especialmente durante los ayunos religiosos, y también se usa en lámparas decorativas y tratamientos de spa.
La decisión forma parte de una serie de represalias diplomáticas y comerciales entre ambos países, que llegaron a intercambiar misiles y drones durante cuatro días antes de pactar una tregua el 10 de mayo.
Sin embargo, la prohibición sigue en pie y los precios de la sal rosada han subido entre un 15 y 20 % en ciudades como Calcuta. Los comerciantes indios advierten que, si no se busca un proveedor alternativo, podría generarse una crisis de suministro.
Del lado pakistaní, algunos exportadores ven la medida como una oportunidad para posicionar su sal en otros mercados sin la competencia india. Mientras tanto, se revive el recuerdo de conflictos previos como el de Pulwama en 2019, que ya había causado un desplome del comercio bilateral.
La situación actual pone de manifiesto cómo los enfrentamientos geopolíticos entre India y Pakistán afectan incluso los productos más inesperados, como la sal.
esos dos viven en una tiradera eterna, hasta la sal se les fue en banda
y uno aquí peleando por sal normal, imagínate ellos por sal rosada
con eso subiendo de precio ya los spa y los chefs van a sufrir