La primera elección judicial por voto popular en México, promovida como una reforma histórica, quedó marcada por una bajísima participación ciudadana, estimada en apenas un 13 % de los votantes.
Esta falta de interés refleja una profunda desconfianza en el proceso, plagado de críticas, denuncias e irregularidades. Algunos ciudadanos protestaron anulando boletas o directamente no asistieron a las urnas, mientras el gobierno defendió la elección como transparente y exitosa.
Expertos y observadores internacionales advierten que esta votación podría debilitar seriamente la independencia judicial en México. Se teme que el nuevo sistema facilite el control político sobre jueces que deberían ser un contrapeso democrático.
Organismos como la OEA y analistas de justicia de América Latina han expresado su preocupación por el impacto que este modelo podría tener en la región, especialmente si se consolida como ejemplo para otros países.
Además del problema de legitimidad, se señala el riesgo de que poderes fácticos como el crimen organizado aumenten su influencia en el sistema judicial.
Aunque el gobierno asegura que la reforma llegó para quedarse, críticos afirman que podría ser una “locura breve” y que México tendrá que revisar su modelo en menos de una década. La elección judicial por voto popular, lejos de fortalecer la justicia, podría haber abierto un nuevo frente de incertidumbre democrática.
Ese 13 por ciento dice más que mil discursos la gente no se lo tragó
Parece que el pueblo mexicano no cree en ese cuento de independencia
Esa vaina huele a querer controlar la justicia disfrazao de democracia
Dicen que fue “histórica” pero lo histórico fue que casi nadie fue a votar