Las restricciones impuestas por China a la exportación de tierras raras han comenzado a afectar seriamente a la industria automotriz global. China domina más del 90 % de la producción mundial de estos minerales clave para fabricar imanes usados en motores eléctricos, frenos regenerativos y sensores.
Desde abril, Pekín exige licencias de exportación y ha aprobado solo una cuarta parte de las solicitudes, generando cuellos de botella y denuncias de incumplimientos por parte de EE. UU. y Europa.
La Unión Europea y fabricantes como Mercedes-Benz, Suzuki y Ford ya enfrentan interrupciones en sus cadenas de suministro, paralización de plantas y riesgo de escasez crítica en las próximas semanas.
A pesar de que China ofreció establecer un «canal verde» para facilitar exportaciones a Europa, los industriales critican la opacidad de los trámites y temen que las tensiones geopolíticas sigan afectando el flujo de materiales clave.
Una llamada reciente entre Trump y Xi Jinping trajo señales de posible alivio, con un aparente acuerdo para facilitar el acceso a minerales críticos. Sin embargo, los expertos advierten que la diversificación de fuentes fuera de China no tiene solución inmediata, y que el conflicto comercial podría seguir afectando tanto al sector automotor como a la electrónica a nivel mundial.
China apretó la llave y ahora to’ el mundo anda dando gritos.
¡Ay mi madre! Sin esos imanes no hay carro eléctrico que ruede.
Eso no es comercio, eso es un “trancazo” geopolítico.