Al menos 24 personas han muerto en Corea del Sur debido a los incendios forestales que han devastado la región sureste del país. Entre las víctimas hay un bombero cuyo helicóptero se estrelló mientras combatía el fuego.
Las llamas han consumido más de 17,000 hectáreas, obligando a evacuar a 27,000 personas y causando cortes de electricidad, telecomunicaciones y cierre de carreteras.
El presidente interino Han Duck-soo calificó la situación como un «daño sin precedentes», señalando que la velocidad e intensidad del fuego han superado las capacidades de respuesta convencionales.
El gobierno ha movilizado miles de bomberos y equipos de emergencia, pero los fuertes vientos y la sequía han complicado los esfuerzos de contención. Además, las autoridades tuvieron que evacuar incluso a presos de centros penitenciarios en riesgo.
Expertos advierten que el cambio climático está contribuyendo a la gravedad de estos incendios, ya que el país ha experimentado temperaturas récord y una falta de lluvias significativa. La aldea folclórica de Hahoe, Patrimonio Mundial de la Unesco, también está en peligro. Se espera que la llegada de lluvias ayude a frenar el avance del fuego, aunque la situación sigue siendo crítica.
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