Tres jirafas murieron este mes en un resort en Brasil. Tras varias denuncias de defensores de los derechos de los animales, la Policía se trasladó al resort donde se encontraban en el litoral de Río de Janeiro. La visita terminó con dos personas detenidas por malos tratos y con 15 jirafas rescatadas.
En noviembre, 18 jirafas llegaron en avión al gigante latinoamericano desde Johanesburgo, Sudáfrica, en la que se consideró la mayor importación de estos animales a Brasil.
Su nuevo hogar era Bioparque, un zoológico en Río de Janeiro, pero fueron trasladas en camiones hasta el resort Sarafi Portobello, en Mangaratiba, para pasar la cuarentena. Su estancia se alargó más de la cuenta.
Según informó el programa de televisión TJ2, y que recoge G1, los animales estuvieron más de 75 días en un cobertizo de 40 metros cuadrados. A mediados de diciembre, en una actividad experimental, los veterinarios sacaron a pasear a las jirafas y seis de ellas se escaparon. Lograron ser recuperadas, pero poco después murieron tres. No se conoce la causa.
Bioparque, responsable del resort, explicó que consiguió llevar de vuelta al cobertizo a los animales, pero tres de ellos no resistieron. «Las jirafas son muy sensibles y, por ello, determinadas situaciones pueden provocar el desequilibrio orgánico del animal», señaló.
El ambientalista Márcio Augelli denunció que los animales estaban confinados en un cobertizo con «una limpieza precaria y sin luz del sol». Según explicó, le llegaron informaciones de que vivían en un ambiente insalubre, con heces y orina esparcidas por el suelo.
La Policía abrió una investigación y se trasladó, junto a un equipo del Instituto brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales (IBAMA), hasta el lugar.
