Un adolescente de 14 años, huérfano de madre y sin contacto con su padre, disparó en la cabeza al senador colombiano Miguel Uribe Turbay en un intento de asesinato ocurrido en Bogotá. El joven fue reducido por los escoltas del político tras el ataque y se encuentra bajo custodia, a la espera de un proceso judicial.
En lugar de enfrentar una condena penal, podría cumplir hasta ocho años en un centro especializado como parte de una sanción reparadora bajo la Ley de Infancia y Adolescencia de Colombia.
El joven había sido identificado por programas sociales del gobierno, pero rechazó el acompañamiento. Incluso estuvo brevemente inscrito en el plan «Jóvenes en Paz», pero no asistió a ninguna actividad. Según declaraciones del propio adolescente al momento de ser capturado, actuó “por plata, por su familia” y señaló que fue enviado por “el man de la olla”, una posible figura criminal aún no identificada.
La Fiscalía investiga el paradero de un celular que usaba el menor antes del atentado y que podría revelar a los autores intelectuales.
La justicia colombiana prioriza el enfoque educativo y de protección cuando se trata de menores infractores, incluso en crímenes tan graves como este.
El joven permanece detenido en un centro médico bajo vigilancia, en espera de una audiencia de imputación. Mientras tanto, Miguel Uribe Turbay sigue en estado crítico.
Triste ver cómo la juventud cae en manos del crimen por necesidad y abandono
Un niño sin rumbo termina cometiendo un acto terrible por dinero y presión
El Estado falló antes de que el joven apretara el gatillo