El presidente Donald Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, sostuvieron una llamada telefónica este jueves en un intento por destrabar las negociaciones comerciales entre ambas potencias.
La conversación, solicitada por Trump, ocurre en medio de crecientes tensiones a pesar de un alivio arancelario acordado en mayo en Ginebra, donde se pactó reducir temporalmente los gravámenes entre ambos países.
Antes de la llamada, Trump escribió en Truth Social que le simpatiza Xi, aunque lo calificó como “muy duro” y “extremadamente difícil para negociar”. La administración estadounidense acusa a Pekín de demorar intencionalmente la firma del acuerdo comercial, lo cual podría acarrear sanciones adicionales si se opta por cerrar el mercado estadounidense a productos chinos.
China, por su parte, niega haber violado el acuerdo y responsabiliza a EE.UU. de reactivar el conflicto al imponer nuevas restricciones, incluyendo controles a las exportaciones de tecnología y limitaciones de visas para estudiantes chinos.
Las tensiones reflejan un nuevo giro en la ya complicada relación entre Washington y Pekín, marcada por desconfianza mutua y medidas proteccionistas.
¡Trump llamó a Xi! Parece que el hombre quiere rebajar, pero los aranceles.
Eso no fue una llamada, fue un regateo diplomático.
Cuando Trump suena amable, es porque quiere algo.