República Dominicana. – La Cámara de Cuentas reveló serias anomalías en un proceso de compras por emergencia del Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (INAIPI), realizado en mayo de 2020, durante el estado de emergencia por COVID-19.
A diciembre de ese año, siete meses después de la firma de contratos con ocho proveedores, aún no se habían recibido 188,340 unidades de productos alimenticios, equivalentes a RD$22,142,270.
Según el informe, INAIPI no gestionó ni exigió la entrega de los productos, como exigía el procedimiento de excepción INAIPI-MAE-PEEN-2020-0001, que establecía entregas inmediatas tras la notificación de adjudicación.
La auditoría concluye que la responsabilidad de garantizar el cumplimiento de los contratos recaía en la entonces directora ejecutiva Kenia Lora, quien alegó que los retrasos se debieron a la pandemia, el cierre comercial global y el cambio de autoridades.
La auditoría también identificó:
- Pagos por RD$81.4 millones sin sello de la Contraloría General ni evidencia de su envío al canal oficial.
- Solicitudes de pago por RD$81.4 millones emitidas por el encargado de compras, lo que viola los manuales de procedimientos.
- Duplicidad en adjudicaciones y errores en números de lote en productos como aceite marca El Gallo y jugos Jumex, generando pagos duplicados por los mismos bienes.
La Cámara de Cuentas concluye que existen indicios de responsabilidad penal, señalando prácticas anticompetitivas y posibles violaciones al artículo 419 del Código Penal Dominicano, el cual sanciona colusión, adjudicaciones irregulares entre accionistas y la exclusión injustificada de oferentes.
Se robaron los chelitos de los niños y nadie dio la cara
Cómo es que pasa tanto tiempo y no reclaman los productos eso huele a macuteo
Más de 22 millones en comida desaparecida y todavía quieren que uno confíe
Esto es indignante. En plena pandemia, cuando más se necesitaba transparencia y eficiencia, se aprovecharon para hacer compras dudosas. Deberían rendir cuentas.
Lamentablemente, no es sorpresa. Ya es casi una costumbre ver cómo se manejan los fondos públicos en momentos de crisis. Y lo peor es que pocas veces hay consecuencias.
Usar recursos destinados a niños y familias vulnerables de forma irregular es de lo más bajo. ¿Cómo duermen tranquilos quienes autorizaron esas comprás?.