Un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), reveló que al menos 40,000 niños, la mitad con menos de 5 años de edad, cruzaron en la primera mitad de 2023 la selva del Darién, entre Colombia y Panamá, en un movimiento migratorio que realizan solos o con sus familias.
El informe, titulado «La cara cambiante de la emigración en Latinoamérica y el Caribe: una región como ninguna otra», fue presentado en Nueva York por Gary Conille, director regional de Unicef, quien añadió que también las cifras proporcionadas por Estados Unidos muestran este aumento de la migración infantil: 129,000 llegados en 2021, 155,000 en 2022 y 83,000 en siete meses de 2023.
Los países emisores de esta migración infantil son principalmente Venezuela, Haití y los centroamericanos, y en todos los casos se detecta una edad cada vez más temprana de estos niños migrantes: en los puntos fronterizos Colombia-Panamá, Chile-Perú y México-Guatemala, los menores de 11 años ya suponen entre el 69 y el 91 % de los niños en movimient
El informe destaca que la migración de país en país hasta llegar a Estados Unidos expone a los niños a numerosos peligros y situaciones traumáticas: riesgo de explotación sexual y tráfico -especialmente cuando son separados de sus madres- y explotación laboral, además de que están perdiendo meses enteros de escolarización o seguimiento médico.
Los riesgos no son meramente teóricos: solo en 2022, 92 niños murieron o desaparecieron en algún punto de la ruta migratoria, sin contar los que cayeron enfermos o los que sufrieron desnutrición por el camino.
El fenómeno de la migración infantil es considerado mundial, pero si en el resto del mundo los niños representan el 13 % de las personas en movimiento, en Latinoamérica y el Caribe son el doble (26 %), por una conjunción de causas como el cambio climático, la violencia callejera o la inestabilidad política que existe en sus países de origen.